La 98ª edición del Tour de Francia, que empieza el
sábado 2 julio 2011, será uno de los más montañosos de los últimos años, con 23 puertos de
al menos segunda categoría y cinco llegadas en alto, entre ellas la del Alpe
d´Huez, la mítica montaña de las 21 curvas que se subirá dos días antes del
final. Junto con la contrarreloj de Grenoble, esa escalada
servirá de juez último de un Tour de Francia en el que habrá menos kilómetros
cronometrados y, por tanto, más espacio para que los escaladores muestren su
talento.
Alpe d´Huez será la culminación de una ronda gala que
irá en dificultad progresiva, para acabar en una última semana con el macizo
alpino como elemento decisivo y diez puertos a escalar.
En esa decisiva semana, el pelotón comenzará con una
etapa de media montaña culminada con el ascenso al Col de Manse, de segunda
categoría, a diez kilómetros de la meta.
La cosa se complica al día siguiente con tres
dificultades montañosas, incluido Sestrières, de primera categoría, antes de
afrontar Pramartino, una cima de segunda situada a ocho kilómetros del final.
Sin descanso, los ciclistas tendrán que ponerse manos
a la obra en dos de las etapas más duras del Tour. La décimo octava, con final
en el Galibier por la cara de Serre-Chevalier, la más larga y menos dura, 23
kilómetros al 5,1 %.
Esa cima será una de las estrellas de la edición,
cuando se cumple un siglo de su primer ascenso. Por eso, el Galibier será por
vez primera en la historia del Tour meta de una etapa y se convertirá en el
techo de la prueba centenaria para una llegada, con sus 2.645 metros.
Antes, los ciclistas habrán tenido que dejar buena
parte de sus fuerzas en los terribles Col d´Agnel y el Izoard.
Al día siguiente se vivirá la etapa reina, con el
Galibier y el Alpe d´Huez como principales dificultades.
Primero se subirá el Télégraphe, luego el Galibier
por su cara más dura y corta, 16,7 kilómetros al 6,8 %, pero que se afrontará
sin apenas reposo del col anterior, con una pendiente media del 7,1%.
Finalmente llegan los 14 kilómetros del Alpe d´Huez y
casi un 8 % de desnivel, el último obstáculo montañoso de la edición.
Esa semana llegará tras otras dos de dura competición
en las que los ciclistas tendrán que vérselas en muchas ocasiones con las
cuestas.
De entrada, la octava etapa acaba pocos kilómetros
después de haber ascendido la Croix Saint-Robert, de segunda categoría y con
desnivel medio del 5,5 por ciento. La meta también está sobre un puerto de
tercera.
La segunda etapa del macizo central cuenta tres
puertos de segunda y la meta en uno de cuarta.
Tres días más tarde, los Pirineos vivirán la primera
de sus tres citas con la montaña, con un total de nueve cimas de al menos
segunda categoría.
La primera cita con el macizo pirenaico acaba en Luz
Ardidén y sus trece kilómetros al 7,4 % de desnivel. Antes habrán ascendido la
Hourquette d´Ancizan, de primera, y el mítico Tourmalet, con sus 17 kilómetros
al 7,3 %.
La siguiente etapa será más de desgaste que decisiva,
con la subida al Aubisque pero a 40 kilómetros de la meta en Lourdes.
Falta el último capítulo pirenaico con meta en
Plateau de Beille y sus 16 kilómetros al 7,9 %, tras haber subido antes dos
puertos de primera, el col de la Core y el de Agnes.
Luego los Alpes y la fase decisiva, el veredicto que
colgará de las rampas del Alpe d´Huez.
EFE - Agencia EFE -
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