Al respecto, Alejandro Abaca, arquitecto y morfólogo del Instituto de la Espacialidad Humana de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) sostuvo: “La urbe superpuesta en la ciudad requiere de nuevas formas de circulación y de comunicación, ya que las formas tradicionales han colapsado. Por eso, se hace necesario pensar e incluir nuevas modos de transporte, como fueron las calles peatonales de los 70 en las ciudades argentinas, donde la prioridad está puesta en el peatón”. “Desde la perspectiva del flujo urbano, una bicisenda es una de las partes más importantes de los elementos que conforman el fluido urbano, el cual está conformado por habitantes, viajeros, ciclistas, turistas, automovilistas, choferes de transporte público, entre otros”, agregó el especialista.
Hace años que las distintas entidades que agrupan a ciclistas y ecologistas reclaman las bicisendas. Es sabido que es un medio de transporte no contaminante, económico y además favorece a la población porque se realiza una actividad física.
Las bicisendas o ciclovías tienen como finalidad dar seguridad al ciclista. Si bien su instalación debe ser estudiada por profesionales urbanistas, algunos puntos parecen haber sido pasado por alto. Si la idea era mejorar la circulación de la ciudad y no complicarla, en muchas de las calles que solo se ha entorpecido el tránsito vehicular y los lugares para estacionar se redujeron a menos de la mitad.
No se pone en duda el uso del automóvil en la actualidad, aunque deberían existir políticas de tránsito que lo desalienten para favorecer el tránsito, fomentando la utilización de los medios de transporte público y la bicicleta. Pero no se tomaron otras medidas tecnológicas más simples, como levantar los pasos niveles, sincronizar los semáforos, repensar los sentidos de calles y recorridos de colectivos. Con la inauguración del Metrobus, sistema que fue creado para agilizar la circulación de los colectivos entre Palermo y Liniers, el tiempo del recorrido no fue mucho menor que el normal. Los usuarios estuvieron cómodos en las paradas debido a los asientos y seguros, ya que los andenes están a la misma altura que el ómnibus, pero la circulación de los automóviles se vio complicada y hubo embotellamientos.
Debería haber convivencia entre autos, medios de transportes públicos y bicicletas. Cuando el candidato a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, Daniel Filmus, aseguró: "Muchas bicisendas habría que sacarlas y otras se pueden dejar porque no están obstaculizando la circulación”. Al mismo tiempo, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, declaró: “Es un cambio a futuro”. Pero en la gestión actual no existe una política seria de tránsito. Lo único que genera este tipo de medidas es discrepancia entre los ciudadanos, más allá que la norma sea una tendencia en el mundo.
Para renovar la Ciudad de Buenos Aires, tendría que haber un cambio material, artístico e intelectual. Solo se podría comenzar con una simple pregunta: ¿Qué tipo de ciudad queremos? Y para tal cambio, es preciso llamar a la ciudadanía, a gremios de arquitectos e ingenieros, facultades de arquitectura, asociaciones y sindicatos, agrupaciones de vecinos, ciclistas, sociólogos.
Días atrás, Mauricio Macri convocó a "involucrarse y participar como única forma de construcción política de un país”. Pero, ¿alguien se preguntó cómo es andar por una bicisenda en Buenos Aires?
Autor de la nota: Ana Papadópulos